Casi nadie podría negar los indiscutibles efectos negativos que el fumar cigarrillos tiene, no solamente en nuestra salud en general sino, particularmente, en nuestra salud bucal.
Según estudios recientes el tabaco puede modificar el equilibrio existente en el microbioma de la boca, compuesto aproximadamente por 600 bacterias.
Esto puede ser la causa para la aparición de variadas patologías que conviene conocer para poder prevenir, tales como la gingivitis, periodontitis, periodontitis necrotizante; además puede causar también el fracaso de los implantes dentales así como otras enfermedades de la mucosa. De hecho, los pacientes considerados como fumadores habituales presentan un riesgo más alto de perder piezas dentales.
En la boca de los fumadores pueden aparecer hasta un 10% más de especies de ‘streptococcus’, cosa que no ocurre en los no fumadores. Esto significa que su boca cuenta con una cantidad adicional de bacterias que favorecen el desarrollo de las caries. Además, no debemos olvidar que el 75% de los casos contabilizados de cáncer oral están asociados al consumo de tabaco.
Las lesiones bucales o un cáncer oral pueden ser detectadas tempranamente con más facilidad por profesionales cualificados, es decir, tu dentista de confianza. De la misma manera, te pueden indicar con anticipación los efectos perjudiciales que el tabaco está causando en tu boca y señalarte las acciones que puedes tomar para combatirlos.
Las estadísticas nuevamente indican que, en el caso de este tipo de enfermedades bucales, una detección tardía provoca el 25% de muertes en las personas que han sido diagnosticadas.
De la misma manera, el riesgo de desarrollar cáncer oral llega a ser hasta 13 veces mayor en los fumadores que en las personas que no tienen este hábito.
Además, si la persona además de fumar, consume también alcohol frecuentemente, entonces el cuadro es aún más impactante y el riesgo de muerte por cáncer bucal llega a multiplicarse hasta por 20.
Está demostrado que la unión de alcohol y tabaquismo provoca la gran mayoría de los cánceres de boca: por un lado el alcohol abre excesivamente las mucosas bucales, permitiendo de esa manera que las sustancias cancerígenas del cigarrillo penetren más profundamente en el organismo.
¿Solución? Obviamente, comenzar por dejar el cigarrillo y complementar visitando a tu odontólogo. Una vez que dejas de fumar, el microbioma de la boca se restaura con el tiempo y el número de patologías disminuye.
Recuerda que el tabaco mancha los dientes, modifica el color del esmalte, hace más difícil que algunos tratamientos dentales se realicen con éxito, favorece la pérdida de hueso de los dientes, disminuye nuestra capacidad para percibir olores y sabores, provoca enfermedades en las encías y predispone a enfermedades infecciosas en la boca, así como el cáncer oral.
¿Hacen falta más razones para dejar el hábito?